El blog de la zoocióloga que quería ser escritora

ETERNAMENTE EN OBRAS - Este blogue naceu da necesidade de sacar fora o meu mundo interior, como ferramente que me axudou a aprender a expresar e transmitir sentimentos en sensacións. Escribir foi o que fixo de min unha persoa que conseguiu evolucionar ata o punto no que me atopo hoxe.

Neste blogue atoparás textos en galego e en castelán porque dependendo do día no que esscriba e dos sentimentos do momento a lingua que se pronuncia pode ser calquera das dúas.

05 junio, 2012

Relaciones interpersonales

La gente no quiere oír su entorno, va por la calle absorta con sus cascos conectados al mp3 escuchando sabe Dios qué cosas como si la ciudad no fuera con ella. Este hecho me llama muchísimo la atención pues la educación que me han dado mis padres no podría ponerse en práctica si todas las personas que andamos por la calle fuésemos conectados a unos cablecillos que nos cantan al oído.
Nadie se saluda ya al cruzarse en algún lugar. Hai pocas personas que saludan al entrar a un lugar cerrado donde hay más congéneres, la época de los "buenos días" ya se terminó, estamos en crisis y todo es muy negro, pero decir un "hola" cuando se entra en la oficina del banco, en la panadería del barrio o en el estanco, no cuesta mucho.
Seré yo que me habré quedado anclada en una época pasada donde la gente se saludaba al entrar en el portal de casa, en la panadería o por los caminos. Soy una mujer de pueblo y mis padres me han hecho mucho hincapié en saludar siempre que entro en un lugar donde hay otras personas, así que la mayoría de las veces quedo como una estúpida saludando a quien no responde.
Quizás sea que los cascos nos impide relacionarnos y nos introduce más, si es posible, en nuestro mundo... Ese mundo donde todo el mundo tiene su mp3, su móvil, su ordenador personal, su conexión a internet y sus amigos virtuales. ¿Dónde quedó el contacto visual, auditivo y el físico?
Todo el mundo va por la calle sin oír a los coches que circulan y que van como locos pitando porque el de delante ha parado con el semáforo en ámbar. El mundo está loco y va muy rápido, todo el mundo vive estresado... eso sí, ¡ambientado musicalmente! Y quien no va con la música metida en las orejas va colgado del móvil hablando con una persona que quizás vaya a ver minutos después. Se sientan en los autobuses públicos a metros de distancia de los otras personas, siempre que sea posible (ya sabemos que los auntocares son recintos muy limitados)... Y hablando de autobuses, nadie (o casi nadie) cede ya sus asientos a personas que lo puedan necesitar (yo soy la típica que se pone de pie en medio del autobús y va informando a los abueletes que tienen que ir como yo cuándo y dónde se van quedando asientos libres y ¡cómo lo agradecen!).
Pero esto último que cuento de autobuses y abueletes ya es un nivel superior. No pretendo que la gente ceda sus asientos si lo que falla es lo básico. ¿Será cierto eso de que estamos atravesando una gran crisis, no solo financiera, sino que también hay algo existencial en todo esto? Creo que en algún caso hemos perdido el respeto por el ser humano como individuo... no hay que olvidar que la raza humana ha llegado hasta donde está por organizarte en sociedad... eso que en este blog llamo zoociedad. 
A medida que avanza el siglo que hemos estrenado hace a penas 12 años y todo lo que la tecnología supone creo que las relaciones interpersonales está involucionando. Cosas mías, ya sabéis, unha zoocióloga con la cabeza un poco ida que se le da por pensar a veces...

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